domingo, 30 de noviembre de 2014

Real Madrid 2013: renovarse o morir


Tras la evolución ascendente experimentada por el Real Madrid en las temporadas 2010/11 y 2011/12, todo señalaba que la 2012/13 debía ser la de la confirmación absoluta, ese paso al frente que el madridismo lleva tanto tiempo esperando, sobre todo en lo que a la máxima competición continental se refiere. En esa parecela había también motivos para la esperanza tras la llegada, durante dos años consecutivos, a unas semifinales en las que se había caído de una forma más que digna, primero ante el Barcelona y después ante el Bayern de Múnich. No obstante, lejos de la solidez de un conjunto que en su tercer año de proyecto debía caracterizarse por lo compacto del colectivo, las grietas, desavenencias y confrontación contenida fueron las particulares minas que dejaron sin base sólida el suelo que el Madrid de los récords pisaba. Porque este había marcado el listón a partir del cual debía empezarse a caminar, un listón que si bien suponía una cima histórica, los blancos debían transformar en punto de partida, algo de obligado cumplimiento en un equipo con la eterna prohibición del paso atrás. Pero una 'torre' de esa envergadura no podía construirse sobre unos cimientos débiles y quebradizos, faltos de confianza y de continuidad, razón que obligó a Florentino Pérez a limpiar los escombros para volver a empezar.


Verano austero en lo que a fichajes se refiere para encarar una campaña de desafíos mayúsculos. La llegada de Luka Modric desde el Tottenham se convertiría en el particular culebrón de turno, propiciando que, del mismo modo que sucedería un año después con su compañero de equipo, Gareth Bale, el croata llegase sin pretemporada y arrastrando unas molestais que minaron su buen hacer con el conjunto blanco. Con él, llegarían únicamente las fichas del primer equipo a emblemas de la cantera como Álvaro Morata o Jesús Fernández, más la inesperada cesión de Michael Essien desde el Chelsea inglés. Algo más concurrido había estado el camino de salida desde Chamartín, despidiendo aquel verano a Fernando Gago, Sergio Canales, Hamit Altintop, Pedro León, Esteban Granero y Lass Diarra.
Tempranero adiós a la Liga

Pocos podían imaginar la situación en la que los jugadores blancos iban a comerse los turrones en la Navidad de 2012, especialmente tras prolongar la dinámica de la campaña concluida con la conquista de la Supercopa de España ante el todopoderoso FC Barcelona. La temporada que antecedía había dejado el rastro de un equipo prácticamente imbatible, demoledor en ataque y amurallado en defensa, firme candidato a ganarlo todo y sumido en una inercia vencedora, aplastante y arrolladora. Atendiendo a la lógica de que en el nuevo arranque de otra campaña, los jugadores debían llegar a un tono de forma física que aún quedaba muy lejos, lo exhibido sobre los terrenos de juego desconcertó a propios y extraños. Seis partidos ligueros con sus correspondientes tropiezos cerraron un año que los 'merengues' despidieron a 16 puntos del líder, el FC Barcelona: el empate con elValencia (1-1) en el Bernabéu, la derrota ante el Getafe (2-1), un nuevo pinchazo ante el Sevilla (1-0), Betis (1-0), los dos puntos perdidos en territorio blanco con el Espanyol (2-2) y la caída en Málaga (3-2) dejaron la peor versión de un equipo cuya contundencia en los otros duelos no fue suficiente para seguirle el ritmo al conjunto azulgrana ni tampoco al Atlético de Madrid, que cerró el año como segundo clasificado con siete puntos más que los blancos.

Ni siquiera la Champions League, acostumbrada a presenciar paseos militares de los 'merengues' en la ronda de grupos, se libró de experimentar las debilidades madridistas, de manos de un Borussia Dortmund que acabaría siendo la gran bestia negra del Real Madrid en la temporada 2012/13. El conjunto germano hizo doblar la rodilla a los de Mourinho en su estadio y obtuvo un valioso empate en elBernabéu para rubricar la primera plaza del grupo y relegar a los vikingos a la segunda, merced de proezas contrapuestas como la remontada ante elManchester City en feudo blanco (3-2) o las goleadas ante el Ajax (4-1 y 1-4). Mucho más sosegado, el arranque de la Copa del Rey con sendas goleadas ante elAlcoyano (1-4 y 3-0), que permitieron no incendiar más la amenaza de polvorín.

Primer trimestre: inicio fulgurante


El parón había permitido desconectar momentáneamente de una situción que, sin embargo, continuaba dibujando un horizonte igual de negro para los blancos. De pronto y con apenas tres meses de competición disputada, la Liga se había convertido en un torneo de utópico alcance para los de Mourinho, que concedió oportunidades a jugadores menos habituales en pos de reservar al 'once de gala' para las grandes ocasiones en las noches europeas, pues el Madrid se lo jugaba todo a la Champions. Quizás por amor propio o tal vez por la ausencia de presión, lo cierto fue que el Real dio arranque al nuevo año con energías renovadas y una visión muy distinta de lo que había venido siendo la recta final de 2012. A excepción de los 'pinchazos' ante Osasuna en El Sadar (0-0) y Zaragoza (1-1) en La Romareda, el Madrid resolvió a golpe de triunfo todos y cada uno de sus partidos ligueros, independientemente del 'once' que saltase al terreno de juego, un 'once' con una significativa novedad, que además daría inicio a un arduo y largo debate que aún hoy persiste: la portería. 2013 llegaba con Diego López bajo el brazo para suplir la ausencia de un Iker Casillas cuya particular 'guerra' conMourinho le había llevado a saborear el amargo regusto de la suplencia, un toque de atención que para más inri se vio prolongado al lesionarse el meta de Móstolesen la mano durante un lance fortuito con Arbeloa en Mestalla, una suplencia obligada que le arrebataría el puesto en el 'once' hasta la actualidad.


La Champions, que había visto titubear a un Madrid inestable en la fase de grupos, puso a prueba de nuevo al equipo con un duelo de altura en los octavos de final. Ser segundo de grupo conllevaba el riesgo de haber de enfrentarse a uno de los 'cocos' de Europa y esto se sucedió de manera inexorable: el Manchester United se cruzaba en el camino de los blancos hacia la décima y después de la desastrosa temporada llevada a cabo en Liga, los jugadores de Mourinho sabían que necesitaban un golpe moral para ellos mismos y para una afición que había estado ahí a pesar de todo. Y el obsequio llegó. Un partido serio y sin concesiones en el Santiago Bernabéu, donde un buen United arrancó un empate, dirirmiría su asalto final en Old Trafford, un escenario de nostálgico recuerdo para los blancos pero en absoluto exento de la mayor dificultad. El Madrid volvió a recuperar su mejor versión y Luka Modric aprovechó para barrer con su zambombazo desde fuera del área, las duras críticas de las que había sido objeto tras una dura primera campaña en el Real, que se imponía así en el Teatro de los Sueños.

El Madrid superó pruebas de fuego en Copa y Champions. También la Copa`del Rey puso a los vikingos una prueba de fuego al medirle a Celta de Vigo y Valencia respectivamente en octavos y cuartos de final. La derrota que el cuadro blanco había cosechado en 2012 en Balaídos(2-1), obligaba a algo que no llegaba a poder calificarse de machada pero sí de remontada en el Santiago Bernabéu y esta llegó con un Cristiano Ronaldo imperial, que daba inicio a un año fulgurante y cargado de expectativas para él. La siguiente ronda, con el Valencia no estaría en absoluto exenta de tensión y nervios, merced de la gran rivalidad existente entre ambos conjuntos pero si bien las cosas amenazaban con ponerse feas en tierras 'chés' después del controvertido arbitraje que favoreció a los 'merengues' en el choque de ida en el Bernabéu, el duelo liguero, que se interpuso entre ida y vuelta en una particular maratón de enfrentamientos, aplacó la ira de la afición valencianista que pasó a proyectarse contra su propio equipo, que había encajado un doloroso 0-5 en apenas 45 minutos.

A estas alturas de temporada, el Madrid había logrado situarse segundo en Liga, adelantando al Atlético de Madrid en la clasificación y situando la diferencia de puntos en 13 respecto de un Barça imparable, que se sentía campeón prácticamente desde Navidad y que a diferencia de lo acontecido en la temporda anterior, no había tenido rival en ningún momento.
Segundo trimestre: estalló el polvorín

Es fácil que cuando las cosas llegan mal dadas, afloren todos los aspectos que pueden ser causa o consecuencia de una inercia negativa. Y esto no fue una excepción en el seno del Real Madrid. No eran pocas las informaciones que apuntaban a un resquebrajamiento importante entre los pesos pesados del vestuario y el técnico portugués; los debates se sucedían continuamente y el madridismo asistía preocupado a una guerra interna que podía dar al traste con todo lo que se había conseguido años atrás, algo que de hecho estaba sucediendo. Pero la temporada encaraba su parte más determinante y se hacía necesario que las rencillas entre unos y otros quedasen relegadas a un plano secundario, al menos hasta el desenlace de una temporada en la que si bien la Liga había volado hacía mucho, Europa era aún posible.

Tras el adiós a la Liga, llegó el adiós a Champions y CopaEl empate a tres en Anoeta fue lo único que podía calificarse de 'pinchazo' por parte de un equipo que contaba por victorias sus duelos en el tonero liguero, con destacadas victorias como la conseguida ante el Atlético de Madrid en en el Calderón (1-2). Un recorrido insuficiente ya a esas alturas y que no pudo evitar la distancia de seis puntos que acabaría separando al Real Madrid del campeón de Liga, el FC Barcelona, un meritorio recorte de 10 puntos que ya no serviría para nada. En Champions, mientras, quedaban la cara y la cruz de la temporda. Si bien fueron relativamente pocas la dificultades que el Madrid atravesó ante el Galatasaray en cuartos, con un cómodo 3-0 en el Bernabéu y un sufrido 3-2 en el Ali Sami Yen, el cruce en semis con el Borussia Dortmund se encargaba de recordarle a los blancos que no habían sido capaces de hacerse con el triunfo ante el Borussia en ninguno de los dos partidos que habían disputado en la fase de grupos y que, además, el conjunto germano se había mostrado superior a los 'merengues' en cuanto a juego. El desafío era mayúsculo y si los madridxistas se lo jugaban todo a una única eliminatoria, la impresión dada en Alemania fue de todo menos eso.


Un Madrid apático, perdido, desbordado y superado cayó por un estrepitoso 4-1 que catapultó al 'tri-goleador' de la noche a los altres del fútbol europeo. Robert Lewandowski se cebó con el conjunto 'merengue', convirtiéndose en el enemigo público número uno del Santiago Bernabéu, un estadio que a pesar de todos los sinsabores que le había brindado su equipo a lo largo de una nefasta campaña, se conjuró para revivir una de esas noches mágicas de remontada europea. Al viejoChamartín llegó el Borussia, el fútbol, el compromiso y la superioridad blanca pero al borde de la conclusión del partido, lo que no llegaba eran los goles, a la postre, únicos argumentos para el acceso a la gran final. Y estos llegaron en el último hálito del encuentro: dos pero no los tres que el Madrid necesitaba para rubricar la remontada. Sufrió el Borussia para acudir a su cita con el Bayern pero el Bernabéu, agradecido con su equipo, dibujó una mueca de sonrisa ante una actitud que al final es siempre más importante, incluso, que el propio resultado.

Perdida la Liga y perdida la Champions, todo quedaba concentrado en la final de Copa del Rey, que mediría al Real Madrid con el Atlético de Madrid en el Santiago Bernabéu. Pero como no hay dos sin tres, el conjunto colchonero eligió una final para dar al traste con 20 años de maldición ante el Madrid y en una trabajada prórroga llegaría el gol del triunfo para los hombres de Simeone, que daban la estocada final al Real Madrid.

Tercer trimestre: un relevo necesario


Tanto se habían equistado las cosas en el vestuario del Madrid que la sensación era de fractura total. No había vuelta atrás. La extraña temporada había permitido suplencias imposibles en cualquier otra circunstancia y enfrentamientos entreMourinho y jugadores como Iker Casillas, Cristiano Ronaldo o Pepe. Las mismas informaciones que habían señalado la división existente en el vestuario blanco, aseguraban que Mourinho llevaba tiempo manteniendo conversaciones con el Chelsea para hacer real su regreso al club londinense, mientras queFlorentino buscaba ya sustituto, una hipótesis que se hizo realidad con el anuncio de la marcha de José Mourinho, que poco después era presentado con su exequipo en un verano atípico para el banquillo blanco. Hasta 27 días había estado este sin inquilino en el arduo trabajo de conseguir la contratación de Carlo Ancelotti, técnico del Paris Saint Germain, con el que acababa de convertirse en campeón de Liga.


Logrado esto y materializadas las idas y venidas que colmaron el verano de 2013, el nuevo Madrid echaba a rodar. Con la contratación del astro del verano, Gareth Bale como máximo exponente en el capítulo de fichajes, llegarían también Asier Illrramendi, Isco Alarcón, Dani Carvajal y Jesé Rodríguez, que tras convertirse en el máximo goleador histórico del Castilla, alcanzaría por fin ficha con el primer equipo. Por contra, el verano de 2013 vio salir de Chamartín al citado Mourinho, Ricardo Carvalho, Michael Essien, José Callejón, Raúl Albiol, Gonzalo Higuaín, Ricardo Kaká, Mesut Özil (cuya marcha sorprendería a propios y extraños con la temporada ya empezada) y la cesión deDennis Cheryshev.

Ideas muy claras en la mente del técnico italiano pero juego poco acorde a esto en los primeros partidos de la temporada. Equipo nuevo, nuevas piezas, nueva filosofía y el tiempo necesario para encajar todas ese rompecabezas en la creación de un bloque sólido, compacto y con un ideal común. El parón navideño llega, en esta ocasión, en una situación, osteniblemente mejor que el pasado año. A cinco puntos del líder -FC Barcelona- y también del Atlético de Madrid, el Realno da ni mucho menos por perdida una Liga por la que espera luchar con la llegada del nuevo año y una mejoría en el juego que aún titubea de vez en cuando. Los blancos se muestran ahora como un equipo controlador del juego, dueño del balón y de las ocasiones, que toca a gran velocidad y que si bien no renuncia al contragolpe, tampoco quiere dejar todas sus opciones a una única alternativa en ataque.


La Champions ha continuado mostrando a ese equipo que tan vehementemente lucha cada año por su conquista. Un empate ante la Juventus y cinco victorias saldan una fase de grupos impoluta en la que los de Ancelotti son los máximos goleadores del torneo. El próximo paso, el Schalke04, conjunto al que los 'merengues' se medirán en los octavos de final. Del mismo modo, también la Copa del Rey ha dejado finalmente un sabor positivo al haberse conseguido el pase a la siguiente ronda tras dos enfrentamientos con el Olímpic de Xàtiva, que no estuvieron tampoco faltos de ciertas dudas con un equipo poco habitual en el 'once', que dejó a Ancelotti la impresión de que podía habe existido una mayor entrega.

2013 ha sido, pues, un año de contrastes para el Real Madrid y el madridismo, aunque finalmente, la sensación es que lo adverso, la controversia y los factores externos acabaron por detonar la construcción de un proyecto con buenas bases. En resumen puede decirse que el Real Madrid fue el peor enemigo del Real Madrid, una situación atípica y peligrosa que no admitía continuidad y que requería, necesariamente de una renovación para no morir.

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