domingo, 30 de noviembre de 2014

El último campeón del viejo San Mamés


No es precisamente pequeño el desafío que se le presenta al actual San Mamés, cuyos muros se erigían al mismo tiempo que la particular cuenta atrás de la vieja 'catedral' arrancaba. De su antecesor como santuario rojiblanco, San Mamés ha de heredar una magia y una mística que poseen muy pocos estadios en el mundo, algo que sólo confiere el tiempo, la acción plasmada sobre el terreno de juego, sobre las gradas, elección muda y consensuada de un instante destinado a convertirse en leyenda. Los cien años de vida de 'la catedral' dieron para un sinfín de ellos y ese legado es el inicio perfecto para escribir la historia del nuevo coliseo bilbaíno. Pero para un equipo com el Real Madrid, lo legendario es una llamada a participar, a dejar su impronta, a formar parte de esos capítulos diferentes en un rol muy alejado del del mero testigo.


De ahí que en la temporada de su último triunfo como campeón de Liga, los blancos -o el detino- eligieran un escenario único, mágico, impregnado en la esencia del fútbol en su más puro estado a la altura de una gesta como la del triunfo final: San Mamés. El verde tapete, propiedad del Athletic Club había sido testigo del último gol de Alfredo Di Stéfano con la zamarra blanca lejos delSantiago Bernabéu; la sensibilidad de su ambiente palpó los nervios en el debut de Iker Casillas. Y la diosa Cibeles, símbolo de la conquista para el madridismo, sometió a los leones en su propio estadio para atarlos a su particular carro en un homenaje a Melanión y Atalanta -dos enamorados que la mitología acabaría tranformando en leones para tirar dle carro de Cibeles-, doblegados para portar al único equipo en la historia que ha entonado el 'Alirón' en el viejo San Mamés.

La profanación de 'la catedral'


Habiendo arrancado el campeonato nacional de Liga en la temporada 2011/12 con una jornada de retraso por la huelga organizada por la AFE, el primer encuentro, que debía haber enfrentado a Real Madrid y Athlteic en el Santiago Bernabéu, se trasladaría a la vigésima jornada, convirtiéndose esta en la trigésimo séptima. Toda esta rocambolesca modificación de fechas llevaba a los blancos a San Mamés un 2 de mayo con la posibilidad de certificar de una vez el título de Liga, un campeonato por el que había pugnado desde el principio a golpe de récord.

Cristiano Ronaldo fallaba un penalti en el minuto 12Otorgándole la casualidad un plano primario a la causalidad por encima de ella misma, cabe aceptar que todo ocurre por algo y es que la dorada historia del Real Madrid solicitaba un capítulo más en San Mamés, una despedida de 'la catedral' a la altura, un puñetazo sobre la mesa que a base de garra y casta llegó. Nada parecía indicar que esto sería tan sencillo cuando Cristiano Ronaldo lanzaba un penalti señalado sobre Javi Martínez para que Iraizoz expusiera sus credenciales a erigirse en uno de los últimos héroes de San Mamés; el luso fallaba su segunda pena máxima consecutiva tras aquella que había hecho capitular a los blancos ante el Bayern de Múnich en la competición por excelencia del conjunto 'merengue' -laChampions-, a tan solo un paso de la anhelada final. La advertencia de que los 'leones' presentarían batalla, la tomaba el Madrid con regocijo y sus particulares guerreros se remangaban para recoger el guante.

La respuesta blanca fue inmediata: gol de Gonzalo Higuaín. Con su destino 'entre dos aguas', por la indecisión de continuar en el Real Madrid o lanzarse a nuevos desafíos, el amor propio del argentino tiró del 'Pipita' hasta el final, mostrando el camino a seguir para los hombres dirigidos, en aquel entonces, porJosé Mourinho. Y la batalla había empezado, una intención que secundaba el mago, incapaz de resitirse a practicar su magia en un escenario construido para ello, una invitación a la fantasía, ataviada de verde, rojo y blanco. Extraordinaria jugada por la derecha de Cristiano Ronaldo, que trazaba un envío perfecto para que el cuero surcase el área en medida búsqueda de la bota de Özil, y el alemán sólo tenía que empujarla, batiendo por segunda vez a Iraizoz.


El orgullo del león herido despertó cuando menos se le esperaba para rugir por la propiedad de su sacro territorio, un bramido que resonaba en los cimientos de la catedral en preámbulo a los zarpazos que tratarían de retener el triunfo en San Mamés. Ibai Gómez, De Marcos e Iñigo Pérez lideraron la acometida pero la diosa Fortuna se aliaba aquella noche con su homóloga Cibeles para someter a los 'leones'. Y en un instante destinado a la leyenda no podía faltar él, aquel que había recorrido el camino hasta ese punto a base de tumbar desafíos, de pulverizar récords, de exponer su nombre como candidato a una ubicación que siempre querría más: Cristiano Ronaldo. El portugués estampaba su huella mediante un cabezazo a la salida de un córner que serviría para rubicar el triunfo definitivo, el 0-3 final y el último gol del Real Madrid en la 'catedral del fútbol'.

Perfecta despedida para los blancos


San Mamés atestiguaba con su orgullo herido la celebración del campeón, la profanación de su templo de manos de un rival acostumbrado a abrir la veda en situaciones nunca dadas y en proezas nunca alcanzadas. Aquella era la primera y única vez que un equipo que no era el Athletic Club de Bilbao, conquistaba el título en aquel verde y al igual que los locales tratarán de que la herencia dejada por su viejo templo sea el inicio perfecto para la andadura por su nueva catedral, los blancos también harán lo propio. La inexpugnabilidad de San Mamés ha demostrado estar a la altura de su antecesor, pues sólo el Atlético de Madrid ha conseguido hasta la fecha arrancar una victoria en territorio bilbaíno, un desafío demasiado llamativo como para que los madridistas no vayan a tomarse en serio su alcance.

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