Dicen en psicología deportiva que cuando se vence tras caer numerosas veces, el estallido de rabia acumula el recuerdo de cada una de esas derrotas; la victoria vale por cada caída por cada decepción, por cada fracaso. España había acumulado 44 años de sinsabores, algunas veces de forma justa y en otras ocasiones, algo menos. Más de 4 décadas de golpes, de tropiezos y debacles que necesitan de gestas de este calibre para ver cicatrizadas por completo sus heridas. Y es que entre la recompensa final de los actuales jugadores al ver coronadas sus proezas también hay lugar para el reconocimiento a aquellos que probablemente no lo merecieron menos.
El monumento a la grandeza de la España futbolística llevará tatuado veintitrés nombres, once de los cuales se convertían en elegidos de entre los elegidos para saltar de inicio ante la guerrera Italia. Vicente Del Bosque apostaba de nuevo por el mismo 'once' que debutase precisamente ante el rival de hoy, con Cesc como nombre debatido en punta de ataque. Así pues 'La Roja' formaba con Iker Casillas; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Xabi Alonso, Busquets; Silva, Xavi, Iniesta; y Cesc. Para contrarrestar el poderío del combinado español, Prandelli apostaba por Buffon; Abate, Barzagli, Bonucci, Chiellini; Pirlo, De Rossi, Marchisio, Montolivo; Cassano y Balotelli.
Espectacular ceremonia de clausura que, de algún modo, rindió homenaje a las banderas de los países participantes, que fueron desfilando hasta acabar convertidas en las de los dos grandes protagonistas de esta noche. España e Italia coparon el centro del campo que más tarde se convertiría en campo de batalla, del mismo modo que ambos conjuntos centraron la atención futbolística de Europa y el mundo durante 90 minutos a todo o nada.
Inicio intenso
El peso de la corona bien valía la intensidad con la que dio arranque el choque. Movilidad máxima en los momentos de mayor frescura para uno y otro equipo, en los que no terminaba de quedar claro quién daba un paso al frente para erigirse en dominador. En este tanteo inicial sería Italia, por botas de Pirlo quien en el minuto 2 protagonizaría el primer lanzamiento a puerta que, no obstante, no supuso peligro alguno para Iker Casillas. Italia empezaba a hacer evidente que trataría de poner en liza el mismo planteamiento que en el primer partido ante España en la fase de grupos, tan buen resultado le diese; no rehuyendo el contacto con el balón ni cediendo el dominio del choque, la 'azzurra' toparía con una España cuya idea sobre el terreno de juego ha sido siempre esa. Así las cosas, el primer disparo de 'La Roja' no tardaría tampoco en llegar. Sería por mediación de Sergio Ramos, que botaría un libre directo desde la frontal del área para enviar el balón por encima del travesaño de Buffon. El sevillano, en labores ofensivas, sería también el autor del segundo intento 'rojo', que llegaría esta vez mediante un remate de cabeza tras córner botado por Xavi Hernández. El balón se marchó por poco.
Pese a las claras intenciones de Italia por controlar el partido y tocar con tacto el balón, España lograba asentar la posesión, acompañada por los primeros coreos de la grada en forma de 'olé's'. Los italianos, que habían partido de inicio con una defensa muy adelantada, se veían obligados a atrasarla con el empuje español. Como consecuencia de este paso adelante de los hombres de Vicente Del Bosque, llegaría la ocasión más clara hasta el momento para los hispanos. Xavi Hernández remataría, a pase de Cesc, enviando de nuevo el balón demasiado alto.
Silva adelanta a España
Italia trataba de calmar el juego y concederle el toque y la posesión con los que plantaron cara a España en el primer partido pero 'La Roja' presionaba con intensidad impidiendo la intención italiana al tiempo que otorgaba al ritmo de juego una velocidad asombrosa. Los frutos del juego español no tardaron en llegar. Fàbregas alcanzaba la línea de fondo sorteando a la defensa 'azzurra' para enviarle un pase letal a Silva, que no fallaba al rematar de cabeza, elevando así el 1-0 al marcador del estadio. Aquello suponía un jarro de agua fría para Italia, que veía un desarrollo muy distinto respecto del partido que tenían como referencia pero guiados por sus hombres más veteranos, la 'azzurra' trataría de reaccionar. Pirlo se encargaría de lanzar una falta cerca del área de Casillas y ligeramente escorado hacia la izquierda pero el lanzamiento del italiano acabaría desviándose demasiado alto. El peligro se había centrado en la portería española, a base de una sucesión de faltas y córners que pusieron a prueba a la zaga de Del Bosque, excelente en todas ellas.
Las cosas aún podían complicarse más para el combinado italiano y Chiellini se retiraba lesionado en el minuto 21; Balzaretti entraría en su lugar. Aquello coincidía con un momento del partido en el que el juego se había relajado respecto de los minutos iniciales. El tanto, tan inesperado para Italia como probablemente para España, presentaba un panorama totalmente distinto para ambos conjuntos, que encontraban en la calma a su mejor aliado.
Italia gana terreno
Pese al menor ritmo en el juego, España continuaba generando llegadas pero la zaga italiana no estaba por la labor de ver más complicada aún su situación. El transcurso de los minutos, además, mostraba a una Italia que poco a poco lograba darle a su juego una mayor continuidad y prolongar sus posesiones hasta la meta de Casillas. Cassano daría conclusión a una de esas llegadas con un disparo flojo que acabó en las manos del guardameta español. Pero los de Prandelli parecían haber encontrado el camino que les condujera a la generación de un constante peligro y a España se le hacía necesario un regreso a sus orígenes. Esto no se producía e Italia continuaría lanzada a por el empate, algo que trataría de establecer Cassano con un fuerte disparo que toparía con las manos de un Casillas imperial.
'La Roja' había aflojado en la presión sobre Italia y eso concedía una mayor comodidad al combinado transalpino para darle una mejor circulación a la pelota pero a falta de eso, la zaga española seguía mostrándose impecable, en la subida al remate y la recuperación de su posición en la defensa. No haría falta la intervención de la zaga 'roja' con el disparo de Ballotelli en el minuto 37, que se marcharía por encima del travesaño de Casillas.
El gol de la tranquilidad
Pese a la posesión que Italia estaba ganando en el partido, España no había dejado de desprender sensación de peligro con cada llegada y tanto fue el cántaro a la fuente que al final, 'La Roja' lo rompió. Jordi Alba se quedaba solo ante Buffon tras un sublime pase de Xavi para que su ya compañero en el Barça, lograse batir al meta italiano y establecer, poco antes del descanso el 2-0 en el marcador. Italia no se mostraba dispuesta a permitir el despertar de una España que había bajado el ritmo imprimido al inicio y la réplica al tanto español trataría de darla Montolivo mediante un fortísimo disparo a bocajarro que Casillas detuvo de nuevo. Como también lo detendría su homólogo en Italia, Buffon tras el disparo lejano de David Silva. Aquello llegaría prácticamente acompañado del pitido que indicaba el túnel de vestuarios para el descanso.
Italia aprieta pero España no cede
El reinicio presentaba novedades en las filas de Italia; Di Nattale-único hombre que había marcado un gol a España en la presente Eurocopa- saltaba al terreno de juego en sustitución de Cassano. España salía con los mismos hombres.
Sabedores de que el tiempo corría en su contra y de que un gol les concedía la anhelada esperanza, Italia saltó al campo con todo hacia adelante y no tardó la 'azzurra' en demostrar que no habían tirado, ni mucho menos, la toalla. El hombre que se había erigido en el garn revulsivo de los transalpinos ante España, Di Nattale, sería precisamente el que trataría de recortar distancias en el marcador con el primer acercamiento y el primer remate para los suyos; su disparo, no obstante, acabaría marchándose por línea de fondo. España no estaba dispuesta a ceder lo más mínimo el terreno conquistado y la respuesta llegaría por parte de Fàbregas sólo un minuto más tarde. El centrocampista del Barcelona, delantero en la selección, remataría para enviar el balón fuera.
España reclamaría un penalti en su área después de que Xavi botase una falta y Ramos la rematase para que Bonucci la detuviera con la mano pero el colegiado, Proença , no pensó lo mismo y la acción quedó sin sanción. No obstante, el ritmo vertiginoso en el que empezaba a entrar el choque impedía los lamentos y las reclamaciones, obligando a los dos equipos a centrarse en futuras jugadas; jugadas que pasarían de nuevo para Italia por Di Nattale. El delantero 'azzurro' enviaría un trallazo sobre Iker Casillas para que el meta español pudiera lucirse de nuevo con una soberbia parada.
Las cosas empeoran para Italia con la lesión de Motta
A medida que transcurría el tiempo, cada vez eran más los jugadores italianos que subían a rematar las faltas y lanzamientos a balón parado pero la zaga española e Iker Casillas seguían mostrándose infranqueables. Y a medida que tanscurría el tiempo también se confirmaba la noche negra que parecía aguardarle a Italia. Agotados ya los cambios, Thiago Motta se lesionaba y abandonaba el terreno de juego en camilla. Antes España había empezado a mover el banquillo con su primera sustitución; David Silva, autor del primer tanto de 'La Roja' cedía su lugar a Pedro.
Con la superioridad numérica y la que mostraba el marcador, a España se le auguraba un plácido final de partido, que le permitiese degustar la gloria en una nueva final; y esto hubiera sido posible de no ser porque delante estaba una Italia aguerrida que había llegado hasta donde pocos hubieran pensado; la única que creyó en sí misma cuando nadie más lo hacía, una situación que bien podía equipararse a la que se estaba desarrollando durante el partido.
España apuntilla a Italia
Las dificultades habían puesto a prueba al combinado transalpino y el cansancio empezaba a hacer mella en ellos, lo que empujaba a España a una comodidad que 'La Roja' nunca hubiera podido imaginar, ni siquiera en sus mejores sueños. El juego se volcaba en campo italiano y la 'azzurra' hacía lo que podía en labores defensivas, convencidos, pese a todo, de que un contraataque aislado podía meterles en el partido, pasando eso por no permitir el menor fallo en defensa. La esperanza, no obstante, se esfumaba a la misma velocidad que el tiempo, convirtiendo cada segundo en un golpe letal sobre la tocada moral italiana. Rozando los 10 últimos minutos ni siquiera la defensa apretaba del mismo modo, pese a lo cual las ocasiones de gol se habían diluido en una y otra meta. Italia se había visto obligada a renunciar prácticamente al ataque, mientras que España topaba con los vestigios de su defensa, sostenida por el orgullo de una selección aguerrida y pundonorosa.
Torres había tomado el relevo de Cesc Fàbregas. El de Fuenlabrada había sido el autor del tanto que estableció el definitivo empate ante Italia en el primer partido y 'el Niño' se convertía también en el que anotaría la sentencia para una noche mágica, la noche en la que España cambió su historia en el mundo del fútbol. Pero tal era ese cambio que 3 no fueron suficientes y los hombres de Vicente Del Bosque se lanzaron a por la mayor goleada en una final europea con el cuarto, que llegó por mediación de Juan Mata, sustituto de Andrés Iniesat. Tal era la superioridad 'roja' que incluso Sergio Ramos se atrevía a intentar una frivolidad con un remate de tacón, que no puso en aprietos a Buffon.
Poco puede añadirse a la victoria española, los argumentos para justificar tal hazaña los puso 'La Roja' sobre el césped de Kiev. España cerró una noche mágica revalidando el título y confirmando, pese a las dudas iniciales que planeraron sobre el equipo en el campeonato, su reinado en el deporte rey.